Hablar de energía sigue siendo
harto complejo por la opacidad y falta de transparencia con la que funcionan
nuestros mercados energéticos. Si se añade la inestabilidad regulatoria sobre
la que está asentada la gestión energética, a decreto ley por trimestre y un
déficit democrático acendrado, resulta difícil explicar a la sociedad qué se oculta
detrás de esa forma de nuevo despotismo ilustrado en que se ha convertido la
política energética.
-Nuevas
propuestas, las mismas propuestas.
El Gobierno realizó el pasado
mes de marzo el enésimo anuncio de nuevos recortes por otros 2.000 M€ al sector
eléctrico y a las renovables, cargando a los Presupuestos Generales del Estado
2.000 M€ más de costes regulados. Todo ello, se supone, para iniciar una época
de estabilidad regulatoria. Sin embargo, si echamos la vista atrás se puede
comprobar cómo se trata de las mismas propuestas fracasadas de hace un año,
medidas que, después de cinco decretos leyes, siguen repitiéndose como el día
de la marmota. Cuando llegue el verano el Ministerio de Hacienda pondrá las
cosas claras y volverá a repetirse para 2014 la misma historia que para 2013 y
los objetivos de déficit público harán imposible que se traslade al gasto
público la incompetencia de la gestión energética. Y vuelta a empezar, con la
salvedad de que ya habrá transcurrido la mitad de la legislatura. La deriva es
tal que a primeros de mayo, y una vez constatado que, tras un primer trimestre
de mucha lluvia y viento, las renovables han constituido la mitad de la
generación eléctrica total y ha dejado el precio de la electricidad en sus
niveles más bajos desde 2007, anuncian nuevas medidas para limitar la entrada
de las renovables en el mercado, es decir, discriminar su acceso en contra de
todas las directivas europeas vigentes para favorecer la entrada del gas y el
carbón.
Para una vez que España se ha
adelantado y liderado el desarrollo de una nueva tecnología energética como las
renovables ahora se dice, ignorando su espectacular desarrollo en todo el
mundo, que se hizo “de forma demasiado temprana” y hasta se piensa crear un
banco malo para las instalaciones renovables que los inversores, principalmente
fotovoltaicos, perjudicados por las medidas retroactivas que reducen la
rentabilidad prevista asegurada, no puedan seguir manteniéndolas. En vez de
analizar el fracaso regulatorio de 2012 que ha hecho que, sobre las previsiones
de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), la desviación del coste del
déficit de tarifa haya sido de un 114% mientras el de las renovables ha sido
del 22%, se insiste en desmantelar nuestro modelo renovable sin hacer un
diagnóstico correcto de las verdaderas causas por las que el déficit sigue
descontrolado, creciendo cinco veces más que las primas que retribuyen a las
renovables.
-Un proyecto de ley incongruente.
Con el mismo objetivo fracasado
de reducir los costes regulados, el Gobierno ha aprobado un proyecto de ley para
garantizar el suministro e incrementar la competencia en los sistemas
eléctricos extra-peninsulares que suponen un coste próximo a los 2.000 M€. Después
del vaivén recorrido entre la tarifa y los presupuestos desde 2011, los costes
extra-peninsulares siguen en la tarifa y ahora se pretende reducirlos en
Canarias por otras vías. La primera, abrir la competencia sustituyendo el
monopolio de ENDESA por el de REE y ENAGAS. Segunda, lograr así una mayor
penetración de las renovables reconociendo por primera vez en el preámbulo de
la ley que “provocan una reducción de costes”, pero sin establecer ninguna
medida específica que favorezca el desarrollo de las renovables en las islas.
Tercero, se pretende “reducir el riesgo sistémico de garantía de suministro
eléctrico” a través de una estrategia de gasificación del archipiélago.
En resumen, se sustituye un
monopolio por otro, se reconocen las externalidades positivas de más renovables
pero sin renovables y se garantiza el suministro con nuevas infraestructuras
gasistas para más gas importado. Con esto se pretende reducir costes regulados
y costes todavía inexistentes en los Presupuestos Generales del Estado. Ya se
habla de ahorros cuando estos costes todavía no se conocen, pero como la
propuesta se basa en un intervencionismo inconcebible en un sistema
liberalizado, todo apunta a una visión muy parcial y errónea de nuestros
problemas energéticos y que el propio Ministerio ha justificado por tratarse
ENDESA de una empresa “de otro país”, como si la participación de fondos
soberanos de Singapur, Méjico, Argelia, Qatar, Omán o Abu Dabi en REPSOL, Gas Natural, Iberdrola, Enagás y CEPSA no
representaran riesgo alguno de suministro.
No se crea un marco nuevo para
abrir la competencia ni para un mayor desarrollo de las renovables sino que se
incrementa la dependencia energética del gas que resulta una apuesta mucho más
cara que la de desarrollar en las islas Canarias el primer proyecto europeo
cien por cien renovables por poseer la mayor abundancia de recursos naturales
del mundo para ello. No es casual que en el proyecto de ley se incluya la
obligación de someter a declaración de impacto ambiental los proyectos de
hidrocarburos no convencionales para legalizar las autorizaciones de
exploración en más de 400.000 hectáreas de nuestra geografía. Esta sí que es
una apuesta temprana y de costes tan imprevisibles como desconocidos, pero que
ya se quiere regular sin ni siquiera estimarlos. Este proyecto de ley es el
mejor ejemplo para explicar la actual política energética.
- Las renovables reducen el precio de la electricidad.
En el primer trimestre de 2013
el precio base de la energía ha bajado un 16,2% por lo que el precio de la luz
ha bajado un 6,7% en abril ya que el Gobierno decidió no subir la parte
regulada del recibo de la luz. Rápidamente hay quien ha atribuido esta buena
noticia al funcionamiento propio del mercado; la realidad es que en el primer
trimestre de este año la mayor pluviometría, viento y sol a coste cero han
elevado la producción renovable hasta el
51% del total y en el mes de abril hasta el 54%, cumpliéndose lo que ya está
demostrado desde hace tiempo, que en la medida que aumenta la generación
renovable bajan los precios de la energía por megavatio hora y que con una
mayor producción de generación convencional suben los precios. Durante 15 días
del mes de abril el mercado mayorista cerró a un precio medio por debajo de 10
euros MWh y un día completo a cero euros, cuando el precio medio durante 2012
fue de 47,23 euros MWh. La realidad es que son las renovables las que reducen
el precio del pool eléctrico.
Según el estudio de APPA sobre
el impacto macroeconómico de las renovables, en el periodo 2005-2011 el ahorro
por la disminución del coste de la energía debido a las energías renovables en
el mercado diario de OMEL fue de 28.482 M€, mientras el coste de las primas fue
de 20.875 M€. Las renovables abarataron el precio de la energía en 7.600 M€. Si
a esta cifra se añade el importe de las emisiones evitadas de CO2,
de 2.825 M€, y las importaciones energéticas evitadas en ese mismo periodo, de
12.938 M€, se llega a la conclusión que el ahorro total de las renovables a la
economía nacional ha sido de 44.245 M€, más del doble que la retribución que
han recibido en primas. ¿Qué sentido pude tener, pues, discriminar las
renovables sacándolas del mercado?
A la mayor producción renovable
se ha unido en los primeros meses de 2013 una bajada más acusada del consumo
eléctrico que ha descendido un 4,8% de media. Desde 2008 la demanda eléctrica
arrastra una caída de un 20%, lo que supone una pérdida de ingresos para el
sistema que incrementa el déficit tarifario y aumenta la sobrecapacidad de las
instalaciones de generación, sobre todo centrales de gas. En 2012 el déficit de
la tarifa creció cuatro veces más que el coste de las renovables. Según APPA,
desde 2008 los pagos por capacidad han crecido un 402% y los de
interrumpibilidad un 117%. Para 2013 el Ministerio de Industria ha previsto un
nuevo incremento de los costes regulados como única forma de atajar tal desfase
de ingresos sobre la base de un descenso de la demanda eléctrica de un 0,3% que
ha quedado desbordado nada más comenzar el año, por lo que una vez más 2013 será
otro año de déficit tarifario descontrolado.
Los datos de la balanza
comercial de 2012 son también importantes para entender qué costes inciden en
mayor medida en el precio de la energía. Mientras el déficit comercial se
redujo un 33,6%, las importaciones energéticas crecieron un 13,9%, alcanzando el
saldo del déficit comercial en energía los 45.503 M€, equivalente al 4,5% del
PIB. Esta es la cifra que marca la insostenibilidad económica de nuestro modelo
energético. Desde 2009 el coste de las importaciones de gas se ha incrementado
en un 93% mientras ha descendido la demanda de gas para generación. Incrementar
la dependencia energética con crecimiento negativo del PIB es un dato nefasto
que merecería otro diagnóstico y otras medidas muy distintas de política
energética; sin embargo, la apuesta del Gobierno trata de luchar contra la
dependencia energética con un mayor impulso a la economía de los combustibles
fósiles y se trata de una apuesta insostenible que solo conduce a una gran
crisis energética.
Despreciar el valor de las
renovables impulsando más importaciones energéticas de hidrocarburos a la vez
que desciende el consumo es un embudo atascado a punto de desbordarse. La
bajada de la luz en abril es solo un espejismo político que vuelve a ocultar la
falta de ideas y decisiones para abordar las razones de un déficit tarifario
desbocado que solo se trata de compensar con subidas de los costes regulados,
paralización de las renovables e, inexorablemente, con futuras subidas de la
luz. En 2013 la inversión renovable ha descendido un 96% y se han eliminado
todos los recursos destinados a eficiencia energética.
La abundancia de recursos
renovables en nuestra naturaleza ha demostrado que las renovables son positivas
para el consumidor y reducen la factura de las importaciones de hidrocarburos.
Pese a las barreras normativas y económicas que se les han impuesto esta
tendencia marca el futuro del cambio de modelo energético porque no solo
suponen un ahorro sino que disponen de un potencial suficiente para que tampoco
supongan un coste para el consumidor.
-La bola de nieve del gas.
La CNE ha advertido que de no
tomar medidas para 2020 el déficit tarifario del gas podría alcanzar los 3.000
M€ y ha avisado igualmente de un déficit “explosivo” en el gas butano. En 2012
la patronal del gas, Sedigas, ha reconocido un déficit de 310 M€ y solo en los
dos primeros meses de 2013 la demanda de gas ha descendido un 9,6%. Estos datos
han llevado al Ministro de Industria, Energía y Turismo a anunciar nuevas
medidas para incentivar el consumo de gas en el transporte y en las calderas de
calefacción.
Los problemas del gas son ajenos
por completo a las renovables y fueron perfectamente descritos en el preámbulo
del RDL 13/2012, del mes de marzo, que
paralizó todas las infraestructuras gasistas considerando que descendiendo el
consumo de gas desde 2007 se seguían ejecutando infraestructuras gasistas; aquí
radica el desastre en que se ha convertido la planificación gasista de 2002. En
2012 la paradoja ha continuado al incrementarse las importaciones de gas cuando
el consumo ha seguido bajando. La explicación está en los contratos de
aprovisionamiento take or pay que
obligan a pagar el gas al suministrador extranjero independientemente que se
consuma o no. Esto ha hecho que, con una economía en crisis desde 2007, se
hayan seguido instalando centrales de gas en régimen liberalizado por 9.000 MW y creciendo la dependencia del
gas argelino hasta el 45% en 2012. La consecuencia es una sobrecapacidad de
generación y una pérdida de rentabilidad de las inversiones que fácilmente se
ha achacado a las renovables, pero que es la causa del aumento de los pagos por
capacidad y restricciones técnicas, es decir, de los costes regulados y de la
necesidad de vender ese gas a Argentina, India o Japón.
El futuro no va a ser mejor dada
nuestra vulnerabilidad ante los cambios en la geopolítica del gas. Antes del
ataque de Al Qaeda en Argelia a la planta de gas In Amenas en enero, el
Gobierno de Egipto cerró la planta en Damietta de GNL de Unión Fenosa Gas,
Catargas ha subido los precios a Gas Natural igual que hizo Sonatrach en 2007 y
España prácticamente ha perdido el control del gasoducto MEDGAZ. Los contratos
de suministro son secretos y esa opacidad la paga el consumidor a través de
recargos que el Ministerio de Industria aprueba en la tarifa del gas sin la más
mínima transparencia.
-Dos cuellos de botella.
La tendencia desde que se inició
la crisis en 2008 es de un empeoramiento de todos los ratios energéticos: la demanda eléctrica sigue bajando, crecen las
importaciones energéticas, aumenta la sobrecapacidad del sistema, el déficit de
tarifa y los costes regulados. Y pese a que ya se ha reconocido que la mayor
penetración de las renovables reduce los costes de generación, la dependencia
exterior de los combustibles fósiles, mejora el medio ambiente e incrementa la
actividad económica y el empleo -como se describe en el preámbulo del proyecto
de ley de garantía de suministro en los sistemas extra-peninsulares -, las
medidas adoptadas desde 2008 solo se han dirigido a eliminar del mercado las
fuentes renovables y la eficiencia energética incumpliendo de esta manera los
objetivos europeos para 2020 de renovables, ahorro de energía y reducción de
emisiones. Y el resultado es que todos los problemas no han dejado de
agravarse.
El sistema no ha querido
modificarse en dos décadas y está claro que no sirve para los grandes cambios
que se han producido en este tiempo. Muchos de esos cambios están asociados a
los impactos de la crisis económica y si no se adopta una política distinta la
crisis agravará la insostenibilidad económica del sistema y lo más importante: el cambio de modelo energético es ya una
condición necesaria para superar la crisis económica.
Las causas por las que se ha
llegado a esta situación se pueden resumir en dos: la falta de competencia en
los mercados energéticos y el sostenimiento de una economía que impulsa e
incentiva el mayor consumo de combustibles fósiles importados del exterior.
La Comisión Europea, en una
comunicación de noviembre pasado, afirmaba que la falta de competencia y
transparencia hace que la tarifa de la luz esté distorsionada por los pagos por
capacidad y que los consumidores no puedan disponer de la tarifa más barata. Un
mercado con más competencia podría ahorrar hasta 13.000 M€ a los consumidores
europeos. La reciente amenaza de la Vicepresidenta de la Unión Europea, Neelie Kroes, con abrir procedimiento
de infracción a España con motivo del proyecto de ley del Gobierno que pretende
unificar todos los organismos reguladores para que dependan de los ministerios
es un ejemplo de cómo se quiere cerrar la competencia de los mercados
energéticos a través del control político de los organismos reguladores. Esta
es la principal barrera que impide a los consumidores beneficiarse de las
externalidades positivas del ahorro de energía y de las fuentes renovables.
Pero a pesar de las quejas de la
Comisión, la ley de creación de la Comisión Nacional de los Mercados y la
Competencia (CNMC) está a punto de aprobarse y aunque en el preámbulo del texto
se dice que trata de evitar la captura del regulador, resulta ser de un intervencionismo
tan excesivo que la independencia del regulador queda absorbida directamente
por los ministros. El control de la competencia pierde así cualquier rasgo de
independencia y queda sometido a la única voluntad del poder ejecutivo. El
proyecto de ley determina que los 10 consejeros, que incluyen a su presidente y
vicepresidente, serán nombrados directamente por el gobierno. El Ministerio de
Industria asumirá la inspección de instalaciones energéticas, condiciones de
precio y suministro, inicio e instrucción de expedientes sancionadores,
reclamaciones de consumidores, liquidaciones y otras competencias hoy de la
CNE. El propio Ministro de Industria será quien establezca las condiciones y
obligaciones sobre la toma de participaciones en el sector energético en
actividades reguladas y activos energéticos de carácter estratégico. El órgano
regulador de la competencia en los mercados energéticos queda capturado por el
ministro de industria y no hay ninguna medida que impida el trasvase de
políticos a las empresas y a la nueva CNMC.
Es un paso atrás histórico y, una vez más, se
pasa por encima de las directivas europeas. Mantener un sistema energético
vertical y centralizado frente a un nuevo modelo distribuido exige cerrar la
competencia cargando a los consumidores los mayores costes de un modelo sin
competencia. Se trata de una ley que perpetúa el atraso de nuestra estructura
económica y no va a aportar nada a la recuperación de la economía y el empleo.
¿Cómo puede la sociedad beneficiarse de las renovables?
La evolución de los innumerables
cambios regulatorios y de su fracaso para corregir los malos ratios de nuestro
sistema energético ha ido en perjuicio únicamente del consumidor, único pagano
de la factura de tan mala regulación, y reforzado el carácter oligopolístico de
un mercado sin competencia real. Cualquier
cambio tiene que tener como prioridad la transformación del consumidor en
centro del sistema como consumidor-generador y parte activa en la gestión de la
demanda. Devolver la soberanía al consumidor es el hilo conductor de las
más recientes directivas europeas de eficiencia energética de edificios y de
eficiencia energética que están directamente vinculadas a la mejora de la
competitividad y al crecimiento de la economía utilizando las externalidades
positivas de las renovables. Si se ha demostrado ya el ahorro que producen las
renovables en el sistema es preciso adoptar las medidas para que esos
beneficios lleguen a toda la sociedad y eso requiere un cambio de toda la
regulación actual. El pasado mes diciembre la Fundación Renovables planteaba
una serie de propuestas de actuación en política energética que siguen en vigor
y que reformulamos de la siguiente forma:
Primero,
se ha de permitir el acceso directo del consumidor final a las renovables
porque el consumidor puede generar ya su energía de forma más barata con
renovables que comprándola a la red. Es el fundamento de un modelo basado en la
generación distribuida y el autoconsumo.
Segundo,
es preciso realizar una profunda revisión de los costes regulados ya que
los beneficios de las compañías energéticas no han bajado pese al descenso del
consumo por que la bajada de la demanda eléctrica se ha compensado con
constantes aumentos de los pagos por capacidad, restricciones técnicas y mayores
recortes a las renovables y la eficiencia energética para garantizar al sistema
los ingresos que pierde por el menor consumo de electricidad que a su vez
incrementa el déficit de tarifa. Se trata de revisar los estímulos que hoy
reciben los hidrocarburos y que provocan que con menos consumo aumente la
dependencia energética. Este modelo es incompatible con la salida de la crisis.
Tercero,
hay que cambiar de arriba abajo el método de conformación de precios de
la electricidad que se referencia sobre el de la fuente más cara que es el gas
y el carbón y determina el coste de las primas impidiendo que cada fuente tenga
su precio.
Cuarto,
se deben de tener en cuenta los beneficios y externalidades de las renovables
en la definición de la política económica y energética y no solo en los
preámbulos de las leyes. Cada fuente energética ha de internalizar todos sus
costes. No hacerlo implica que el sistema sea injusto y nada transparente
sobre los costes reales de cada tecnología. La reducción de las importaciones
energéticas, de las emisiones contaminantes y la lucha contra el cambio
climático han de ser objetivos prioritarios de la política energética.
Quinto,
acabar con las barreras que impiden la competencia en los mercados
energéticos, eléctrico y petrolero, para que el consumidor deje de ser un actor
cautivo y sin derechos. La falta de competencia es el factor que más encarece
el recibo de la luz ante lo cual el consumidor está desprotegido por la
regulación.
Sexto,
hay que considerar el ahorro de energía como el primer motor para el cambio
de modelo energético y factor de fortaleza de la economía y del sistema
energético. La eficiencia energética es factor de competitividad y crecimiento,
todo lo contrario a la consideración oficial y del sector eléctrico que con la
baja demanda la consideran una causa del incremento del déficit tarifario.
Conclusión.
La energía está transformando el
mundo a una velocidad increíble; por el contrario, nuestra regulación
energética vive todavía en el escenario de los combustibles fósiles. Ese es el
origen de nuestros crecientes déficits energéticos. La salida de la profunda
crisis que atraviesa España necesita con urgencia un cambio regulatorio en la
energía para incrementar el uso de nuestros propios recursos renovables y
sustituir nuestra carísima dependencia energética. Los costes de los
combustibles fósiles son los que hacen insostenible el sistema; por el contrario,
la mayor extensión de las renovables y de la eficiencia energética darán más
fortaleza al país y permitirán otorgar al consumidor la categoría de ciudadano
y actor principal de la política energética, como ha demostrado el incremento
de la generación renovable de los últimos meses que ha abaratado el precio de
la electricidad mientras que los combustibles fósiles incrementan los costes
regulados.
YA SE PODIA HACER ALGO MAS PARA APOYAR A LAS RENOVABLES QUE APARTE DE QUE ES EL FUTURO Y MOTOR DE NUESTRA ENERGIA MAS LIMPIA Y LIBRE DE CONTAMINACIÓN Y MAS BARATA A LOS BOLSILLOS DE LOS CONSUMIDORES
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