A La Almoraima, gran latifundio donde los haya, le ha salido
un grano. Un grano que late, se difunde y germina. Un grano, pequeño aún, pero que
crece por momento.

Doña Isabel lo sabe y se aprovecha de ello porque ha hecho
de “su” Almoraima un sayo y un “no me la quitarán porque me han dicho que es
mía”. Disciplinada y cumplidora, doña Isabel no permite el reencuentro de su
madre con su sediciosa y rica hija. Pero la crisis es mucha crisis y está
tirando puertas y muros que antes se consideraban inexpugnables.
Aunque considero que lo suyo sería abrir algunas puertas
para facilitar el trabajo que en definitiva es lo que es lo único que se está
exigiendo.

Maldita política ésta la nuestra que permite que mediocres
de medio pelo vayan donde no les llaman, entren donde no les quieren y arrasen
con lo que no es suyo.
En fin, vamos a regar la tierra para que el grano siga
germinando y comience a dar sus frutos que es lo que Castellar y sus
trabajadores sin trabajo necesitan
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